Domingo 20 de febrero de 2011, por Jilandero (actualizado el 20 de febrero de 2011)
El origen de la fiesta del Peropalo no es otro que el del mismo carnaval, por lo que hay que remontarse muy atrás en el tiempo para poder explicarlo, hasta los mismos inicios de la era cristiana.
La Iglesia, que creció en medio de la sociedad romana, quiso, desde los primeros tiempos extender, antes del domingo en que celebraba la resurrección de Cristo, un periodo de penitencia y exigía a sus seguidores el abandono de la carne y los placeres sensuales; era un periodo en el que los cristianos vivían de una forma muy diferente a los paganos. Cuando, todavía bajo el imperio romano la Iglesia pasó de perseguida a la cima del poder, logró imponer en el calendario el periodo de la cuaresma y luchó por conseguir que todos los festejos romanos del periodo invernal desapareciesen. Sin embargo, esas manifestaciones festivas estaban tan arraigadas en las gente de la época, especialmente en el mundo rural, por ser algo inherentes a su forma de entender la vida, que no se consiguió nunca desterrarlas del todo. De este modo el carnaval ha sido durante siglos casi la única fiesta de carácter laico, porque otras celebraciones paganas, relacionadas mayormente con las cosechas y la fertilidad, fueron pronto asimiladas y pasaron a formar parte de la celebraciones que se hacían en honor de la Virgen o de los Santos. Así, en el carnaval se consevaron muchos de los rituales prerromanos anteriores al cristianismo, como demuestra que por estas fechas sea habitual la quema de peleles, las mascaradas (que en Villanueva se viven con el tizne de la cara y la usual desinhibición) y otros de los ritos presentes en el Peropalo actual que se celebran en otros lugares de forma inconexa, a veces incluso en otras fechas (faloforías, ofertorios, caricaturas grotescas, bailes de bandera etc...).
En el siglo XIV, al crearse Villanueva, en el lugar en que estaba Casillas, mediante la unión de esta aldea con otras tres de raigambre vetona (La Mesa, Salobrar -antes Solobriga-, y Sorihuela -luego Curuela), se siguieron celebrando ritos de orígenes inmemoriales, entre ellos el del Peropalo. La pérdida de la significación primitiva permitió que la tradición lo explicase como la rememoración de un hecho histórico legendario,el ajusticiamiento de un malhechor. La agudización del conflicto entre cristianos y judíos, ya en el Renacimiento, hizo que se cambiase la orientación del festejo y se transformase en la quema de Judas que ha llegado hasta nosotros. Para que esta versión fuese fácilmente aceptada por las autoridades, lo que inicialmente eran ritos se completó con un conjunto de coplas para que, con la palabra, resaltase más el sentido antijudaico.